La Obra de Un Artista

Lo primero que se descubre al observar la pintura de Julian Cortary es un inconfundible aire marplatense, la costa, las formas y el olor de un océano viviente donde las olas bañan el aterciopelado musgo de las rocas que contornean las “galanas costas”. En este universo de elementos la dimensión de los sentidos se vuelve real, tanto cuando se mira el mar desde la orilla como cuando apreciamos la ciudad desde la azul inmensidad.

El mar siempre presente, siempre latente en la densa ola, en el volumen de la onda, en el gracioso vuelo de la espuma, siempre vivo en la mansa calma, en la espejada quietud de la bajamar, el mar recortándose contra el cielo en la brumosa línea del horizonte y en la marejada de la orilla. Ese que brilla iridiscente cuando despereza la mañana veraniega. Se huele Mar del Plata, se siente.

Cortary pinta la incesante danza de las aguas en donde sin poderse abstraer y en una sensación de vértigo, se sumerge la magnetizada mirada del observador una y muchas veces. Su pintura tiene eso de misterioso, la esencial atmósfera marina que nos invade cuando nos sentamos en la escollera, el aire mágico que llega buscando el turista, el olor salino que embriaga al costero caminante y también al desprevenido pescador.

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Y después están las cosas, barcos y banquina, personas y animales, objetos y acción, castillo y brin de arena. Y la ciudad en el borde del océano.

Desde muy temprano Cortary descubrió los secretos esenciales del arte de pintar; el íntimo maridaje de la luz y el color para crear “imágenes vivas” de las cosas, la aprehensión del exacto gesto para hacer visible esa cualidad, una afinada técnica del manejo del pincel que se manifiesta, ora en toques vigorosos y nítidos, luego en caricias empasteladas y sutiles deslizadas sobre la tela.

Hiperrealismo y talento. Exactitud en los detalles y búsqueda a ultranza del color. Emoción y vibración. Una y otra vez, contemplación. Identidad siempre: Mar del Plata.

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“Ojo de pez” fue su primera obra vendida en 2008 en el Salón de Arte Joven de la Galería Casa de Madera. En este importante trabajo se destaca la fuerza del oleaje formando surcos iluminados por el “polvo de luz” de un ocaso presente y próximo.

“La Pescadora” obliga a la contemplación, “Sola en la playa” es un instante universal y “Caricia Yin Yang” un nacimiento de luz. Julian Cortary, notable.